Héctor Ricardo García (18/11/1932 – 29/06/2019)
Las técnicas del periodismo imponen que siempre en el comienzo de una nota se debe ubicar lo más importante.

En esta semblanza sobre una de las grandes figuras de los medios de la Argentina, es dificultoso hallar algo en la vida de Héctor Ricardo García que no sea trascendente pero si una definición: fue maestro y de los grandes del periodismo.

Su trayectoria profesional recorrió más de 60 años desde que la inició y casi 55 de esos años, lo hizo con medios que estuvieron en lo más alto de la consideración masiva.

García fue creador de medios; armó a su modo un conglomerado de medios; fue exitoso en medios gráficos, radio y televisión; descubrió y encumbró talentos que fueron y son figuras; impuso tendencias tanto en la forma de hacer periodismo y a su pesar, por el disgusto que le promovía el ser trascendente, fue sencillamente un maestro.

Crónica fue la marca con que se emparentó su nombre y apellido en lo que fueron sus pasiones: el periodismo y las noticias.

Pero antes de Crónica, García ya tenía una carrera valiosa.

En 1950 con apenas 18 años, después de haber sido vendedor de diarios en el centro de Buenos Aires y ordenanza en una editorial, García creó la revista Sucedió que tuvo poco suceso.

Cuatro años más tarde, lanzó la revista Así es Boca, con la que se hizo un lugar en la industria de medios; un año más tarde lanzó la revista Así, que llegó a tener una tirada de 600 mil ejemplares vendidos con tres ediciones semanales. Una locura para la época.

Fue en 1963 cuando fundó el Diario Crónica con una forma muy directa de presentar las noticias: lenguaje argentino, popular e impactante. Todo sintetizado con el slogan que aún hoy acompaña a los medios con esa marca: firme junto al pueblo.

En 1964, creó Editorial Sarmiento, que albergó al diario Crónica y posteriormente a los que lanzó: la revista Ahora, Flash y el diario Democracia entre otros. Un año más tarde, adquirió Radio Colonia, que si bien estaba radicada en Uruguay, era muy escuchada en Buenos Aires y parte de la Argentina.

En 1970 compró Teleonce (Hoy Telefe), el que muy pronto pasó a estar en el tope de la audiencia.

El Gallego García, como se lo conocía en el ambiente, tenía su propio Multimedios, en tiempos donde no necesariamente era un objetivo de los empresarios de medios.

En uno de los tantos cruces que tuvo con el Poder, en 1973 las televisoras fueron estatizadas, razón por lo cual perdió el control de Teleonce.

En 1970, el diario Crónica había sido clausurado por el gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía, porque haber informado sobre un movimiento llamado Cordobazo; otra clausura ocurrió en 1974 bajo el gobierno de María Estela Martínez de Perón y por orden del influyente José López Rega al iniciar una campaña a favor de la recuperación de las Islas Malvinas; en 1976, bajo el gobierno dictatorial de Jorge Rafael Videla, cuando dio a conocer la muerte del guerrilleo Mario Santucho y otra vez, cuando en 1978 anunció la apertura política del denominado Proceso militar.

En 1972 compró el cine Astor y lo transformó en el teatro Astros, ingresando así como empresario teatral.

En 1983, a través de una licitación y por un amparo judicial, intentó recuperar la frecuencia Teleonce, pero finalmente la licitación fue anulada por el gobierno de Raúl Alfonsín.

En 1987, García logró un acuerdo con los propietarios de Canal 2 (hoy América TV) para hacerse de la programación. Por entonces, la señal tenía escasa audiencia y similar alcance en la ciudad de La Plata, Argentina.

Con García al mando, el canal pasó a llamarse Teledós y pronto se ganó un lugar entre los primeros lugares de audiencia, aunque la convivencia duró poco más de un año y medio, cuando terminó en un pleito judicial y con el Gallego fuera del canal.

La industria de medios en la Argentina comenzó a transformarse desde comienzo de los años ’90 y García se mantuvo siempre competitivo con sus medios.

En 1994 creó el que podría llamarse su último gran éxito: Crónica TV. Por entonces, la industria de la televisión paga comenzaba su etapa de expansión a lo masivo y García vio que esa era su oportunidad de volver a la televisión con el periodismo y las noticias.

Crónica TV fue por muchos años el canal líder de audiencia; fue el primero en dedicar su programación las 24 horas de cada día a las noticias y fue tal su relevancia, que en lo coloquial se decía que todo lo que pasaba, pasaba en Crónica.

Las grandes primicias se sucedieron en esa pantalla que pronto encontró un distintivo que perdura en el tiempo: las placas rojas de las noticias.

Ya en el nuevo siglo, inmerso en el nuevo escenario del mundo de los medios con conglomerados cada vez más poderosos; la llegada de las redes sociales; el paso del tiempo y su salud cada vez más precaria, hicieron que García se fuera desprendiendo de sus medios: en el 2005 vendió Editorial Sarmiento al Grupo Olmos; en el 2012, el 51% de Crónica TV aunque quedó con el manejo de la programación y finalmente en el 2016 vendería el resto de sus acciones en el canal.

En una de las pocas veces que dio un reportaje en el 2017, le preguntaron que sentía cuando veía televisión, respondió con una palabra: pena.

Sus éxitos se forjaron con bases sencillas: impacto, lenguaje popular, simpleza en la presentación de la noticia y dar la información que buscaba la gente común antes que nadie.

Se dice que la vida de alguien se puede valorar por la huella que dejó y esto se puede apreciar en la obra de García.

También se verifica en esas características que perfilaron sus medios. Fueron simples y se puede decir que muchos han imitado, competido y tratado de igualar.

Pero como Héctor Ricardo García, nadie o casi nadie, lo pudo hacer.

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